viernes, 5 de marzo de 2010

Madrid, marzo de 2010


























La librería Pérez Galdós, el elefante blanco o una tienda donde el tiempo parece haberse detenido transportándote a otra época son algunos de los comercios con los que me encuentro de camino a clase.
Pequeños universos atrapados entre cuatro paredes.
Asomarse a sus escaparates es como contemplar un mundo fantástico, desconectando por un momento de la realidad. Es como entrar en un viejo desván lleno de antiguas historias, secretos y misterios y quedarse suspendido en el tiempo mientras allá fuera, el mundo se mueve frenéticamente en una absurda carrera hacia la nada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya lugar magico.Un autentico museo donde peligrareian los ahorros.Este es uno de esos espacios que me fascina tropezarme.Apuntaré la referencia.

ZenyZero dijo...

Y dime de quién es esa nariz de pino.

Dime si no llevamos todos adentro un padre a quien se le concedió el deseo de dar vida a una marioneta.

En ese mundo absurdo, allá afuera, no existen las hadas y los padres sólo son capaces de urdir atisbos de lo que desean.

Y dime de quién son esos ojos que miran.
Son estrellas. Lo sé, porque me lo concedió un hada.

Para ti.

Un abrazo
Chuff!!

Rubén dijo...

:O

¡Quiero ir a goler!